¿Qué
se le estará pasando por la cabeza a esta madre? Gema jamás volverá a
coger en brazos a su hija Miriam, de 16 meses. ¿Qué se puede hacer ahora con
Jonathan Moya, que con sólo 25 años ha sido capaz de matar a golpes a una niña por un acto de despecho? ¿Qué tal
borrarle de la faz de la Tierra? Pues no, la verdad es que no.
El
odio genera odio. La muerte genera muerte. La venganza genera venganza. El
fanatismo genera más fanatismo. La ley del talión no hace justicia porque la
sociedad, desde el dolor por la ausencia, desde el desgarro, desde la indignación,
debe ser justa consigo misma y preservarse contra el odio.
Evidentemente no vamos a dar un premio al autor confeso de la muerte de la pequeña Miriam, pero sus ojos no deberían ver apenas la luz del día, su rutina debería ser su celda y sus rejas, hasta el fin de sus días, hasta que se pudra. Eso es ser justos. La otra solución, ejecutarle, viene de los justicieros. Una sociedad que presume de demócrata no puede permitirse una salvajada como la pena de muerte. Ni con ese cabrón.
1 comentario:
Cuando conoces una noticia de esta indole, nose si siento rabia, pena, asco, o todo a la vez, lo que si estoy muy seguro, es que si por mi fuera este individuo, lo encerraria deporvida y que luego no vengan diciendo que no sabia lo que hacia.
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