No soy creyente, pero sí creo en las raíces y en que nuestros genes se proyectan en el futuro. Una buena manera de conocerse y volverse a encontrar con uno mismo es ver a esa familia que normalmente no puedes ver. San Vicente de Alcántara es un pueblo que siempre se ha encontrado geográficamente muy lejos de mí, de los lugares donde he vivido, pero sentimentalmente siempre cerca. Quizá no he regado lo suficiente las relaciones, pero cuando se trata de una familia tan honesta y buena siempre sé que tengo las siete puertas abiertas...
Mi casa está en el mar con siete puertas.
Yo ya no vivo allí pero me esperan,
el viejo que no entiende mis canciones,
la plaza, los fantasmas, los rincones,
el tiempo de llorar,
la ganas de cantar
y un niño que se llena de razones.a
Mi casa está en el mar con siete puertas,
yo ya no vivo allí pero me esperan,
el cubo de pescar de cuando pibe,
querer y no saber cómo decirte,
la madre y el hogar,
los pies en el lagar,
la lluvia y un lugar donde escribirte.
Mi casa está en el mar con siete puertas,
yo ya no vivo allí pero me esperan,
la calle, el futbolín, las emociones,
la línea que divide las naciones,
los días de Taller,
mujer que no tendré,
y el barro que manchó mis pantalones.
Mi casa está en le mar con siete puertas
yo ya no vivo allí pero me esperan
la estrecha inmensidad de las ciudades
la marca que nos dejan la verdades
la fe de transformar
mi casa y mi lugar
y el vino que alegró las amistades.
"Las siete puertas" fueron creadas por Pedro Guerra y luego decoradas por Lluís Llach en un maravilloso dueto del cual puedes disfrutar si haces click aquí. ¿Por qué escojo a Llach? ¿Por qué compagino catalán y castellano? Porque mis siete puertas están en Barcelona y en San Vicente de Alcántara. Es crecer, es seguir, pero sin olvidar la raíz y el luegar donde voy a echar las mías.
2 comentarios:
Por alusiones.
Sí, vives aquí. Entre nuestros corazones, y nuestros recuerdos. Un ratito contigo es vivir tu vitalidad, empaparse de tu cariño, contagiarse con tu conversación y tus risas. Así que, cuando te vas, ya abrimos las puertas esperándote otra vez, pero mientras tanto, seguimos teniéndote y queriéndote.
Sí, vives aquí.
Tengo que elegir lugar... Los canchos blancos, el llano, cerca del Cristo. No sé. Ahora en serio, me has emocionado. Gracias de verdad.
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