lunes, diciembre 26, 2011

EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR

Hace muchos años vivía un emperador que era comedido en todo excepto en una cosa: se preocupaba mucho por su vestuario. Un día escuchó a dos charlatanes llamados Guido y Luigi Farabutto decir que podían fabricar la tela más suave y delicada que pudiera imaginar. Esta prenda, añadieron, tenía la especial capacidad de ser invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo. Por supuesto, no había prenda alguna sino que los pícaros hacían lucir que trabajaban en la ropa, pero estos se quedaban con los ricos materiales que solicitaban para tal fin.

Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz de ver la prenda o no, el emperador envió primero a dos de sus hombres de confianza a verlo. Evidentemente, ninguno de los dos admitieron que eran incapaces de ver la prenda y comenzaron a alabar a la misma. Toda la ciudad había oído hablar del fabuloso traje y estaba deseando comprobar cuán estúpido era su vecino.

Los estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda y el emperador salió con ella en un desfile sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla. Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo: «¡Pero si va desnudo!». La gente empezó a cuchichear la frase hasta que toda la multitud gritó que el emperador iba desnudo.

Y así está el emperador que nos ha tocado aquí, totalmente desnudo, pese a que nos quiera convencer en su desfile de Navidad de que lleva el más maravilloso traje que nadie haya visto. El rey va desnudo haciéndose el indignado cuando habla de su yerno sin atreverse a nombrarlo. Incluso nos quiso hacer creer que la justicia era para todos igual. Quien se trague eso también pensará que el monarca luce el más fino traje democrático. Y es que el Borbón quiere lucir el traje nuevo del emperador del cuento. La diferencia es que el cuento se ha hecho verídico, aunque la salvedad es que el estafador es el propio emperador. Y la gente todavía se traga el timo.

1 comentario:

victoriano dijo...

Como diria Viki el Vikingo, tengo una idea, si el rey finge estar indignado, puede irse a la puerta del sol o plaza de cataluña, y si la justicia como el dice es para todos igual, ahora tiene una oportunidad para comprobarlo, y como diria un programa de television, CAIGA QUIEN CAIGA.