El espíritu del fútbol no es jugar a un toque o a dos toques. No es una rabona, una chilena o un trallazo a gol. No es un contragolpe o el genio individual de un 'crack'. El espíritu del fútbol es el juego colectivo y que el equipo entero se lo crea, desde el primer minuto hasta el último. Pues bien, en Madrid hay un equipo que se lo cree y en Barcelona hay otro que no se lo cree.El Barcelona es un equipo pobre de espíritu. Podríamos ahora juntar calificativos y decir que esto es una vergüenza, que no son dignos de llevar una camiseta como la del Barcelona y un largo etcétera de adjetivos. Mientras los culés son incapaces de mantener una ventaja lograda desde los primeros minutos, los madridistas sí pueden ir por delante durante todo el encuentro, casi desde el principio. Es saber qué quieres conseguir y sobre todo creerlo. Y saber que puedes. Y que todo el equipo lo sepa. Y no tener que fijarte en lo que haga el vecino porque tú sabes que eres capaz. Y a 600 kilómetros hay muchos jugadores que no pueden estar ni un minuto más vistiendo la camiseta 'blau i grana'.





