lunes, abril 23, 2012

QUERIDOS FRANCESES, ¿QUÉ OS HA QUEDADO DE "LA LIBERTÉ, L'ÉGALITÉ ET LA FRATERNITÉ"?

Francia ha sido un país habitualmente denostado por los españoles. Hace 200 años porque nos quisieron conquistar. Ya desde entonces les llamábamos "gabachos", en plan despectivo. El tiempo pasó y siempre ha habido alguna tirantez entre los dos países. Incluso hubo un tiempo en que Francia era santuario de terroristas y al Gobierno español le costó muchísimo lograr una colaboraciión policial al norte de los Pirineos para detener etarras. Mi padre me habla de la época en la que todavía no formábamos parte de la por entonces llamada Comunidad Económica Europea, donde los gendarmes te empezaban a poner pegas para entrar en Francia como no les dieras una buena propina o donde algunos camiones llenos de fruta acababan con la mercancía por los suelos. Las cosas ahora parecen normalizarse, quitando alguna anécdota, como los guiñoles del Canal +, que yo entiendo dentro de la broma.

Para mí Francia ha sido un país siempre admirable, por sus avances en el libre pensamiento desde finales del siglo XVIII y por su ejemplo democrático y cultural. Reconozco que hay un cierto chovinismo, pero no le doy más importancia que la de un país que quiere defenderse mediante su idioma y sus costumbres. Frente a la industris de Hollywood, cine propio. Creación de grandes centros artísticos como el Pompidou. Todos los libros cuestan exactamente lo mismo. La "excepción cultural" defiende también a un teatro propio de gran calidad. En cualquier hoja con membrete del Gobierno, aparece de perfil una 'Mariana Republicana' con los lemas "libertad, igualdad, franternidad".

Hasta ayer. En las elecciones presidenciales Marine Le Pen, la hija de Jean-Marie Le Pen, consigue 6 millones y medio de votos. Uno de cada cinco franceses, muchos de ellos de clase obrera, han optado por el Frente Nacional, de extrema derecha. Para la segunda vuelta, como todo el mundo sabe, quedan el socialista Hollande y el conservador Sarkozy. Le Pen de momento no apoya a nadie. Sus cartas están bien jugadas. Su discurso populista, también. ¿Qué ha pasado con la excepción cultural? ¿Va a ser ahora una excepción política? ¿Eso es libertad, igualdad y fraternidad?

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