"LA CULTURA DEL BECARIADO"
Este ha sido un verano convulso en la radio deportiva. Hemos asistido a un espectáculo de egos, oscuros intereses de empresa y matrimonios pactados por conveniencia que han acabado con Paco González y su gente en la COPE y un 'Carrusel Deportivo' de la SER totalmente patas arriba. Pero no quiero hablar de ello porque no es problema mío.
Me preocupan otras cosas como "la cultura del becariado". Ya lo sé, la palabra "becariado" no existe, pero la frase no la inventé yo, sino un jefe que tenía en una etapa anterior de mi vida profesional. Y fue visionario, vaya que sí. Es verano, y vayas a la redacción que vayas en cualquier medio de comunicación todo son becarios. Evidentemente no cobran, evidentemente juegan con la ilusión de que se puedan quedar en los grandes medios de comunicación en los que se encuentran y evidentemente dan una sensación de inexperiencia ante el oyente que daña a la imagen de la empresa. Y lo más triste de todo es que está dejando de ser habitual en verano, sino que es casi la norma durante el resto de la temporada. Y no cobran.
Pero, querido becario, tú no tienes culpa. No puedes hacer más que aprovechar la oportunidad que te brindan. Eso sí, una vez te quemes, como expresa Forges magistralmente en esta viñeta, te barrerán de la redacción como a tus antecesores del verano pasado, a menos que no haya una carambola extraña tipo Paco González. Y que sepas que yo también fuí becario y creo que su figura debe existir, pero como persona que aprende, no como la de alguien que sin cobrar un céntimo sustituye un puesto de trabajo remunerado. "Te dieron un Miura cuando tú sólo habías toreado vaquillas". Así me hablaba mi jefe (el del "becariado") tras mi primer partido en el Camp Nou. Entonces yo cobraba y hasta tenía contrato.
Ahora los grandes grupos de comunicación no hacen eso, sino que simplemente lanzan a sus chavales a por los Miuras y que Dios reparta suerte. Este verano ví en una cadena de televisión nacional un informativo cuya sección de deportes era vacía de contenido por completo y con becarios que ante la cámara reflejaban un estado de nervios que el espectador captaba. Mala imagen para la cadena, para el grupo mediático que representa y por supuesto para un aspirante a periodista que hubiera necesitado cimientos más firmes para plantarse en directo con un micrófono en la mano. Lo siento, porque me veo a mí mismo en ellos y la experiencia no debe ser agradable. Casi sufrí con el programa de deportes que ví en vez de disfrutarlo. Lo dicho, que becarios sí, pero de otra forma.
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