"Cuando servía en la casa de la señora, los señoritos se iban a jugar al golf con los Samaranch. Todos eran de Franco y consideraban el catalán como una lengua de catetos, de gente de pueblo". Esas son palabras de mi señora madre, que aún recuerda esos detalles después de su reciente llegada a Barcelona para ser lo que eran muchos extremeños o andaluces como ella, una muchacha que fregaba suelos o en el mejor de los casos una criada. Eso es lo que hizo mi madre para ahorrar, casarse y formar una familia.
Luego mi padre se fue al camión, y al autobús, y trabajó duro. Los dos trabajaron duro y nos criaron a Pilar, mi hermana, y a mí. Nos dieron la mejor educación que se puede dar desde una familia de clase obrera del cinturón de Barcelona. Nos dieron lo que tenían y lo que no tenían también. Y ahora yo tengo carrera y trabajo y mi hermana tiene carrera y trabajo. Nos garantizaron un futuro. Ellos no lo tuvieron fácil. Mi hermana tampoco. A mí no me regalaron nada. Pero a Samaranch, al del golf, le vino todo un poquito más rodado.
Vuelvo a Samaranch y al relato de mi madre: los Samaranch y los de su entorno hacían ascos a la lengua catalana, considerada de paletos. Lo curioso es que, años después de la caída de la dictadura, Juan Antonio Samaranch pasó a ser Joan Antoni Samaranch. Y no es malo defender el castellano y tu españolidad, pero no te escondas. Yo mismo he defendido mi identidad 50 por ciento catalana y española en todo momento, por ejemplo, evitando que en alguna emisora catalana dieran paso a mis crónicas con el nombre de "Xavier Lunaro". Pues no, mi nombre es "Javier Lunaro". Samaranch disfrazó su identidad, y se vistió de demócrata de toda la vida, pero nunca lo fue. ¿Cómo un demócrata de verdad puede alzar el brazo y hacer el saludo nazi el 18 de julio de 1974, tal y como muestra esta foto? Fíjate. Es el cuarto por la derecha. Qué tierno...

Vivimos en un país hipócrita que alaba a un muerto por sistema. Desde esta mañana no he parado de escuchar alabanzas a Juan Antonio Samaranch. Que si fue un "precursor del olimpismo moderno", que si fue un "visionario de la globalidad"... No he escuchado a nadie que recordara su oscura tarea como especulador inmobiliario en Barcelona al amparo del franquismo y la inmigración andaluza, extremeña y gallega. Tampoco debemos olvidar sus declaraciones en la muerte de Franco:
"Ha sido una de las épocas más brillantes de la historia de España". Ahí queda eso, con un enlace al archivo de RTVE, donde el amigo Samaranch dice las cosas bien claritas... No sé si viviré en otro mundo, pero tampoco he leído a nadie que se haya hecho eco del "Samaranch, fot el camp" o "Samaranch, lárgate", que le cantaban miles de personas en la plaza de Sant Jaume al dirigente falangista cuando seguía en su sillón en el Palacio de la Diputación de Barcelona, sólo dos años antes del retorno del president de la Generalitat en el exilio, Josep Tarradellas. Tampoco he oído a nadie referirse a las supuestas corrupciones en el Comité Internacional Olímpico, cuando determinados dirigentes cobraban suculentos "favores" de ciertas ciudades por elegirlas como olímpicas. ¿Cómo esquivó ese escándalo? ¿Pero cómo es posible una cintura tal para que su poltrona quedara intacta?
No quiero acabar sin hacer aquí una aclaración. En ningún caso me alegro de que muera una persona. Estamos hablando de una pérdida humana y del señor que influyó decisivamente para que los Juegos Olímpicos de 1992 se celebraran en la ciudad más bella del mundo, en Barcelona, pero también estamos hablando de un falangista reciclado al cual la mayoría de medios de comunicación le están aplaudiendo. Respeto a Samaranch y a su legado, pero su memoria también es la que acabo de resumir aquí y la que podrás encontrar en los siguientes enlaces:
- 'La coz del COI a Samaranch'de Kaosenlared.net
- 'Juan Antonio Samaranch, el falangista reciclado'del blog El Llanto de la Acequia
- 'The IOCs Favourite Fascist'de la web www.transparencyinsport.org
- 'El pasado franquista persigue a Juan Antonio Samaranch'del blog La Memoria Viva