martes, septiembre 05, 2006

REIVINDICACIÓN DEL HOMBRE NORMAL

Mi nombre es Javier Lunaro. Mido 1,70 aproximadamente aunque hace tiempo que no me preocupo en saber el dato exacto. Y creo que peso 84 kilos aunque también hace tiempo que no me subo a una báscula. Nunca he creído necesario cuidados excesivos para mi cuerpo. A veces hago deporte, pero sólo cuando tengo ganas. Salgo a correr un rato y vuelvo a mi casa. Me afeito todas las mañanas, pero no me pongo cremitas. Y me rapo la cabeza mañana sí mañana no, lo cual me ahorra gastos de peluquería y reafirma mi alopecia, con la que estoy encantado.

Tengo el cuerpo lleno de pelos, por delante, por detrás, por todas partes, y me niego a depilármelos. No me da la gana. El 'metrosexual' es un tipo de ser al que respeto (conozco alguno), pero no quiero ser como él. Reivindico el tipo racial de hombre mediterráneo, no porque sea superior sino porque es el que más me gusta y punto. Si volviera a nacer, volvería a ser mediterráneo y charnego.

Odio a los trepas. Me siento orgulloso de que no me hayan regalado nada, de que todo lo que he conseguido lo haya logrado gracias a mi esfuerzo y mi trabajo, sin enchufes. Mi hoja de servicio está muy limpia. Y odio a las niñitas que sólo saben enseñar el culo, que sólo hacen valer su cuerpo por encima de valores para mi muy superiores. También sé que hay cuerpos espectaculares que lo tienen todo por dentro y por fuera. Los conozco y alguno de esos cuerpos está entre mis amigos. Pero vomito sobre todo aquello que es diseño y estética sin más, sin preguntas, sin debates.

Reivindico el derecho a hacer lo que me dé la gana, siempre y cuando no coarte la libertad del otro ni ciertas normas básicas de convivencia. Hago lo que me da la gana y, como oí una vez no sé a quién, sólo tengo miedo de una cosa: de tener miedo. Reivindico mi independencia, personal y profesional, mi curiosidad por las cosas, mi derecho a crecer. Soy un hombre de izquierdas, pero no estoy casado con nadie, soy independiente y lo llevo donde haga falta. Alguien me ha insinuado consecuencias por lo que aquí escribo. Mi respuesta es que no tengo miedo y que soy feliz así. Duermo muy bien todas las noches.

Por otro lado también reivindico mi derecho a decir cosas inteligentes, que las digo y muchas, y también a decir tonterías, que por supuesto son otras tantas. Reivindico mi derecho a cometer errores porque soy yo quien los reconoce. Porque soy tan grande (valga la inmodestia) que reconozco y asumo todos mis errores y mis culpas, por mínimas que sean. Y menosprecio a la gente que culpa al empedrado, a los cantamañanas.

Me cago en la gente que ha minado mi autoestima y me alegro de haberlos perdido de vista. Me cago en la gente que, aún hoy, me plantea discusiones que para mi forman parte del pasado, que me pide compromisos sobre cosas que ni he firmado ni he prometido. Me cago en la gente que se cree más que yo porque, al mismo tiempo, yo no me creo más que ellos, pero tampoco menos. Me siento orgulloso de tener a mi familia y a mis amigos porque son la mejor gente posible en el mundo.

Reivindico al hombre contemporáneo con valores, como la palabra dada y decir la verdad, que son cosas que ya no están de moda. No me gusta el concepto 'normal' porque es todo y no es nada. Todo es normal y realmente nada es normal. Pero, para que se me entienda, reivindico firmemente al hombre normal, sin más cuidados que los mínimos, trabajador, independiente, sin miedo, con derecho a hacer las cosas bien y a equivocarse, sin ser ni más ni menos que los demás. Sí, un hombre normal.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta que hayas escrito este post. Me gusta que pienses así. Lástima que estos valores que tú defiendes no están de moda, y menos en los medios de comunicación. Mientras estemos satisfechos de nosotros mismos, qué más da que los que "mandan" prefieran chicas rubias, altas y delgadas.

Pablo G. dijo...

Bien dicho. No cambies

Marc dijo...

Caram, Lunaro, "tás sembrao"! Molt bé, certifico tot el que comentes: ets un home independent, que fot el que li rota, que diu les coses a la cara i un bon amic. Ets tot un pàjaru, xaval, i m'identifico amb molts dels valors que apuntes, tot i les discrepàncies habituals que, en el fons, ens uneixen més que no ens separen; ara, jo no tinc tants pèls com tu i encara no m'afaito el cap (ja arribarà el dia), però sóc un "matxo" mediterrani de tres parells de collons. Salut i per molts anys!

Anónimo dijo...

No me parece mal la autocomplacencia, incluso en extremo. Ahorra visitas al psicólogo, aunque tanto yo, yo, yo, delata bastante ejercicio de autoconvencimiento. Me alegro por lo encantado que estás de haberte conocido, de verás, pero te recomiendo una visita al estomatólogo. Tanto cagarse y vomitarse por tantas cosas no es bueno. Se te va a acabar irritando el esófago. En serio. No te nos mueras. Ah y no te fijes tanto en lo que no te gusta de los demás. Alguien podría pensar cosas raras.
PD: No es un consejo, por supuesto, pero no vayas diciendo por ahí que tienes pelo por todas partes, que una te imagina como un belcro con gafas. Y ya sabes que picha dura no cree en Dios, por muchas virtudes morales que le adornen a uno.

Anónimo dijo...

Me alegro de tú disertación filosófica. Lo que me sorprende es eso de Mediterráneo y charnego. ¡Mira que si creas un nuevo nacionalismo!
Ahh! A mí me encantan las niñas que sólo saben enseñar el culo
John Wayne

Anónimo dijo...

Qué bueno... Totalmente de acuerdo, espero que realmente te lo creas porque iniciarás una buena filosofía de vida.
PS: Pat Garret, veras va sin acento y velcro es con v...

Anónimo dijo...

No cambies Lunaro y sigue diciendo lo que te apetezca, pero no pretendas que todo el mundo te haga la ola. Si todos pensáramos lo mismo, la vida sería un aburrimiento.

Para Pat Garret, el estomatólogo es un dentista, no un médico del estómago. Además de todas las faltas de ortografía que gentilmente te ha señalado Pilar. Ay, dios mío, cuánto daño ha hecho la LOGSE!

Anónimo dijo...

Vaya, vaya, no hay nada como volver de vacaiones y ver el gallinero revuelto. Y con reproches que encima son razón. Asumo que es en pos de mi aprendizaje, y no en pos de la soberbia. En cualquier caso por la boca muere el pez, y el pezón por la boca disfruta.
Belén, para mi desgracia y la de tus bonitos ojos, los tres, intentaré releer antes de escribir ya que no se puede rectificar después. Es lo que nos pasa a los que no somos sabios.
Anónimo te tendré presente en mis oraciones si ante Carlos Sobera me juego una millonada con el estomatólogo. En cuaquier caso, me gustó mucho tu Lazarillo de Tormes.
Por cierto mis males van mucho más allá de la LOGSE. Pero lo que es, es.